Lo que parecía una noche mágica terminó en un auténtico escándalo. Un video grabado durante un concierto de Coldplay ha dado la vuelta al mundo, revelando una escena que muchos califican como el momento más incómodo del año: un hombre fue captado en la “Kiss Cam” besando apasionadamente a una mujer que no era su esposa.
El fragmento se volvió viral en cuestión de horas, y aunque al principio no se conocía la identidad de los protagonistas, más tarde se descubrió que el hombre en cuestión era un alto ejecutivo empresarial casado… y la mujer que lo acompañaba no era precisamente su pareja oficial.
Un beso que podría salir muy caro
Según fuentes cercanas a la familia, este desliz no solo provocó la indignación pública y el escrutinio en redes sociales, sino que podría tener consecuencias legales y financieras enormes para el protagonista del video.
De acuerdo con expertos en derecho familiar, si su esposa decide proceder con el divorcio, la cifra que el ejecutivo podría tener que pagar como parte de un acuerdo legal alcanzaría los 5 millones de dólares, debido al contrato prenupcial que incluía cláusulas por infidelidad.
Reacciones en redes
El video ha generado miles de comentarios en plataformas como X (antes Twitter), TikTok e Instagram, donde los usuarios han opinado de todo: desde burlas y memes, hasta mensajes de apoyo para la esposa del empresario.
“¿Cómo te atreves a ir a un concierto con la amante y pararte justo donde te enfoca la Kiss Cam?”, comentó una usuaria. Otros señalaron que el karma actuó en tiempo real.
La otra mujer… ¿quién es?
Luego de que el video se hiciera viral, también se reveló la identidad de la mujer que acompañaba al ejecutivo. Se trataría de una colega de su empresa con quien se le había relacionado de forma no oficial desde hace algunos meses.
Hasta ahora, ninguno de los dos ha emitido declaraciones públicas, aunque allegados aseguran que el hombre se encuentra “devastado” por el impacto que todo esto ha tenido en su vida personal y profesional.
¿Error o karma instantáneo?
El concierto de Coldplay se convirtió en escenario de un drama real que ahora amenaza con convertirse en un caso judicial millonario. Y mientras el video continúa circulando, una cosa es segura: la viralidad de un momento puede costar muy caro.
