El pasado 4 de julio, intensas lluvias provocaron el desbordamiento del río Guadalupe, dejando un hecho sin precedentes en el centro de Texas. Uno de los lugares más afectados fue Camp Mystic, un campamento cristiano para niñas donde, en cuestión de minutos, la corriente arrasó con todo a su paso.
Niñas desaparecidas y familias en espera.
Más de 27 niñas siguen desaparecidas, la mayoría de entre 8 y 17 años. Lo que debía ser una semana de juegos, amistad y aprendizaje, se convirtió en una pesadilla para decenas de familias. El número total de víctimas en la región supera las 50 personas, muchas de ellas menores de edad.
Así luce hoy la zona afectada.
– Las imágenes del lugar son desoladoras:
– Cabañas completamente destruidas
– Ropa, mochilas y juguetes cubiertos de lodo
– Vehículos arrastrados y suspendidos sobre árboles
– Árboles caídos, caminos bloqueados y señales dobladas
– Un paisaje donde el silencio pesa más que el agua
Equipos de rescate, apoyados por drones, helicópteros y cientos de voluntarios, han trabajado día y noche en terrenos difíciles. Cada rincón es revisado con la esperanza de encontrar señales de vida o, al menos, respuestas para las familias que siguen esperando.
La comunidad se ha unido en oración, solidaridad y apoyo emocional. También han surgido llamados a revisar los protocolos de emergencia y seguridad, especialmente en zonas donde operan campamentos infantiles.
Lo que ocurrió en Camp Mystic no solo dejó un lugar devastado físicamente, sino que abrió una herida en el corazón de muchas familias. Hoy, el paisaje está marcado por el lodo… pero también por el amor de quienes no pierden la fe.
Porque mientras haya esperanza, las búsquedas no terminan.
