Desde que Robert Francis Prevost asumió como Papa bajo el nombre de León XIV, surgieron diversas curiosidades sobre su día a día, siendo una de las más comentadas en redes y medios la interrogante: ¿Cuál es el ingreso real del Sumo Pontífice?.
Aunque ocupa una de las posiciones más influyentes del mundo, con una relevancia tanto religiosa como diplomática, el Papa no recibe un salario convencional como el de otros líderes globales. En su lugar, el Vaticano cubre todas sus necesidades, desde la vivienda, alimentación y transporte, hasta servicios médicos y seguridad.
Algunas estimaciones han señalado que, de existir un monto simbólico, este podría rondar los 2.500 euros mensuales. Sin embargo, no se trata de un sueldo como tal, sino de una asignación representativa, ya que en la práctica el Papa no maneja un salario directo debido a que sus gastos están totalmente asumidos por el Estado del Vaticano.
Este enfoque de vida sencilla ya había sido adoptado por su predecesor, el Papa Francisco, quien durante su pontificado eligió vivir en una residencia modesta dentro del Vaticano y promovió gestos de austeridad, como subastar un vehículo de lujo recibido como obsequio para destinar los fondos a causas solidarias.
Todo indica que León XIV seguirá esa misma línea de sobriedad y cercanía con las comunidades más vulnerables. Aunque el Vaticano dispone de recursos importantes, el Papa mantiene un estilo de vida centrado en el servicio y no en la acumulación de bienes personales.
Cabe destacar que, si bien el Papa no posee riquezas a título personal, su entorno es cuidado y dispone de instalaciones de primer nivel, vehículos oficiales, servicios médicos avanzados y dispositivos de seguridad internacionales. Esto forma parte del protocolo asociado a su rol como líder espiritual de millones de personas en todo el mundo.
Durante el papado de Francisco, por ejemplo, se administraba un patrimonio aproximado de 12 millones de dólares, destinado principalmente a labores benéficas, mantenimiento de instituciones e iniciativas humanitarias, sin que esto implique un disfrute personal.
Las finanzas del Vaticano se sostienen a través de aportes voluntarios de fieles, ingresos del turismo religioso y los beneficios generados por los Museos Vaticanos. Entre las principales fuentes de ingreso destaca el Óbolo de San Pedro, una colecta anual en la que católicos de distintos países colaboran, llegando a superar los 25 millones de dólares por año.
Sin embargo, la Santa Sede también ha enfrentado retos económicos. En 2023, por ejemplo, reportó un déficit operativo cercano a los 90 millones de dólares, situación que impulsó ajustes salariales entre el clero de alto rango y promovió medidas de austeridad impulsadas por el Papa Francisco para optimizar los recursos y fomentar la transparencia.
En conclusión, aunque el Papa esté rodeado de importantes recursos institucionales, su función está orientada al liderazgo espiritual y no al enriquecimiento personal. Todo parece indicar que, con León XIV, este legado de humildad y servicio continuará siendo una prioridad.