Hoy en día, todos conocen a Meghan Markle como la duquesa de Sussex, esposa del príncipe Harry. Pero antes de las cámaras, los títulos reales y las entrevistas con Oprah, Meghan estuvo casada con Trevor Engelson, un exitoso productor de Hollywood.
Su historia de amor parecía prometedora, pero terminó abruptamente… y con heridas profundas, según allegados, Trevor quedó emocionalmente devastado cuando Meghan pidió el divorcio en 2013. Aunque él la adoraba, el ritmo de vida de ambos empezó a separarlos.
Meghan, enfocada en su carrera como actriz en Suits, se estableció en Toronto, mientras Trevor se mantenía ocupado produciendo en Los Ángeles. La distancia, el trabajo y una nueva vida hicieron que todo cambiara.
Un amigo cercano aseguró: “Meghan le partió el corazón. Él estaba enamorado y no entendía lo que pasó. Pero con el tiempo, transformó su dolor en una vida completamente nueva.”
Tiempo después, Trevor sorprendió a todos al trabajar en un proyecto de comedia basado en la historia de un hombre cuya exesposa se casa con un príncipe británico. Aunque él nunca confirmó que se trataba de Meghan, muchos lo interpretaron como una forma simbólica de cerrar el capítulo.
Más adelante, Trevor rehízo su vida: se casó con Tracey Kurland, heredera de una gran fortuna, con quien tiene dos hijas. Hoy, vive en una exclusiva zona de Los Ángeles, enfocado en su familia y una exitosa carrera en la industria del entretenimiento.
Un amigo suyo lo dijo claro: “No se puede mencionar el nombre de Meghan en su casa. Pero sinceramente, está más feliz que nunca. Vive tranquilo, hace lo que ama y probablemente tenga más dinero que ella. Esa es la verdadera revancha.”
Mientras Meghan y Harry han sido noticia por sus polémicas con la familia real y sus acuerdos mediáticos, Trevor ha optado por la discreción y el éxito en silencio. Su historia demuestra que a veces, la mejor forma de “venganza”… es seguir adelante y ser feliz.