El cáncer de esófago suele desarrollarse de forma bastante silenciosa en sus etapas iniciales, incluso muchas de sus señales pueden confundirse con problemas digestivos comunes, lo que retrasa el diagnóstico.
Un diagnostico retrasado puede ser catrastrófico a la hora de realizar un tratamiento exitoso, es por esto que reconocer los síntomas tempranos es clave para buscar atención médica a tiempo.
Dentro de las señales tempranas del cáncer de esófago, se encuentran las siguientes:
Dificultad para tragar (disfagia)
Uno de los síntomas más frecuentes es la sensación de que la comida se queda atascada a la hora de tragar, especialmente cuado se ingieren alimentos sólidos. A medida que el cáncer avanza, esta dificultad puede avanzar incluso al consumir líquidos.
Dolor o ardor al tragar
Algunas personas experimentan dolor, molestia o ardor en el pecho o la garganta al comer o beber. Este síntoma suele confundirse con acidez o reflujo gastroesofágico y llevar a solo revisar y tratar el estómago.
Pérdida de peso involuntaria
Bajar de peso sin proponérselo, sin cambios en la dieta o actividad física, puede ser una señal de alerta importante asociada a problemas del esófago.
Dolor persistente en el pecho o espalda
El dolor puede sentirse justo en el centro del pecho que es donde se encuentra el esófago, detrás del esternón, o irradiarse hacia la espalda. No siempre es intenso, pero sí constante o repetitivo.
Ronquera o cambios en la voz
Una voz ronca persistente, sin haber presentado infecciones respiratorias, puede aparecer cuando el tumor afecta nervios cercanos o estructuras de la garganta.
Tos crónica o sensación de ahogo
Algunas personas presentan tos persistente, o sensación de atragantamiento, especialmente al comer.
Acidez o indigestión que empeora
El reflujo ácido frecuente no es solo señal de problemas estomacales, si este no mejora con tratamientos habituales o que empeora con el tiempo, puede estar relacionado con alteraciones en el esófago.
Estos síntomas no significan necesariamente cáncer, pero sí indican que algo no está funcionando correctamente. Muchas de estas señales también pueden estar asociadas a otras enfermedades digestivas.
Ante síntomas persistentes o progresivos, es fundamental consultar a un médico, esta información no sustituye un diagnostico médico, detectarlo temprano puede marcar una diferencia importante en el tratamiento y pronóstico.