La nueva película de Guillermo del Toro inspirada en la obra de Mary Shelley acaba de llegar a Netflix y está en el número 1 en muchos países.
Se ha destacado por su estilo único y su gran sensibilidad poética, el director presenta una interpretación profundamente humana de una historia que el cine ha contado muchisímas veces, pero rara vez con este nivel de detalle emocional.
Desde que empiezas a verla, la película se siente diferente de lo que estamos acostumbrados a ver. La narrativa va más allá del mito del “ser creado” y se centra en el interior de un ser que intenta entender quién es y por qué está en este mundo.
Lo más importante no es el sobresalto ni la espectacularidad, sino la reflexión sobre la soledad, la identidad y el deseo de pertenecer de esta persona.
La creación de la producción es exquisita: escenarios oscuros, paisajes llenos de atmósfera y un diseño artístico que recuerda al cine de años anteriores, pero con una elegancia moderna que caracteriza a Del Toro.
Cada cuadro parece construido con intención, como si el director quisiera que el espectador no solo vea la historia, sino que la sienta. El elenco aporta interpretaciones cargadas de matices.
La figura central, en particular, está representada con una vulnerabilidad que invita a ser empáticos. Esta versión no busca presentar un personaje aterrador, sino alguien que hace cuestionar cual es el verdadero significado de ser humano.
La película tiene una manera de explorar la responsabilidad que implica crear vida, el guion plantea preguntas sobre los límites éticos, las consecuencias de las decisiones impulsivas en nuestras vidas uy el impacto emocional que esto puede tener en quienes están involucrados.
Sin necesidad de escenas fuertes ni contenido inapropiado, la película logra transmitir un mensaje profundo. También sorprende la forma en que se muestra el entorno social: un mundo que observa, juzga y teme lo desconocido.
Esta mirada permite que el público haga una conexión con temas actuales, como la aceptación, la empatía y la importancia de comprender al otro antes de emitir juicios. Es una obra que invita a detenerse y reflexionar.
Netflix ha decidido mostrar en su plataforma una adaptación que combina lo emocionante, el arte visual y una lectura contemporánea del clásico literario, logrando que un relato conocido vuelva a sentirse nuevo.
Se trata nada más y nada menos que de Frankenstein, la novela fue publicada en 1818 por la escritora Mary Shelley, y en esta ocasión Guillermo del Toro ha realizado una adaptación.
