La cisticercosis es una infección parasitaria causada por la Taenia solium en su fase larvaria, esta suele relacionarse principalmente con el sistema nervioso, especialmente cuando afecta al cerebro conocido como neurocisticercosis.
Sin embargo, en algunos casos las larvas pueden migrar a otros órganos, incluyendo los pulmones, la realidad es que es poco frecuente que esto ocurra, pero es de suma importancia conocer cómo ocurre y qué consecuencias puede tener.
¿Cómo se produce la infección?
La cisticercosis aparece cuando una persona sana ingiere huevos del parásito, estos no se pueden apreciar a simple vista, estos generalmente se encuentran en el agua o alimentos contaminados con materia fecal hhumana, especialmente en lugares con deficiencias de saneamiento o higiene.
Una vez dentro del organismo los huevos llegan al intestino, donde liberan las larvas, estas larvas atraviesan la pared intestinal y penetran en la circulación sanguínea, que las puede llevar a distintos tejidos del cuerpo.
Este proceso de migración explica por qué el parásito puede llegar a órganos como el cerebro, los músculos y, en casos menos comunes, los pulmones.
Cuando las larvas viajan a través de la sangre, algunas pueden alojarse en el tejido pulmonar, allí forman una pequeña estructura llamada cisticerco, que es básicamente un quiste rodeado por una cápsula protectora creada por el propio organismo.
En muchos de los casos, estos quistes son asintomáticos, suelen encontrarse de manera incidental en estudios de imagen como rayos X o tomografías. Aunque la mayoría de las personas no presentan molestias, pueden aparecer síntomas si:
– El quiste crece.
– Se inflama.
– Se degrada dentro del pulmón.
En esas situaciones, podrían presentarse, sintomatología como, tos leve, molestia o dolor torácico, sensación de presión en el pecho, estos síntomas también pueden deberse a muchas otras causas, por lo que siempre requieren una evaluación médica adecuada.
A diferencia de la infección intestinal por la tenia en su etapa adulta, la cisticercosis no se adquiere por comer carne de cerdo. El riesgo real está en la exposición a aguas o alimentos contaminados, lo que subraya la importancia de:
– Lavar bien las manos.
– Mantener higiene en la preparación de alimentos.
– Consumir agua potable
Mejorar el saneamiento básico y las prácticas de higiene es la manera más efectiva de reducir la transmisión. Las medidas sencillas, como lavarse las manos correctamente y garantizar la limpieza del agua y los alimentos, pueden prevenir la infección.
Este contenido tiene fines informativos y educativos. No sustituye la valoración de un profesional de salud.
