Salud

¿Artritis o artrosis? Las diferencias claves para entender el dolor articular.

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Aunque sus nombres pueden sonar similares y ambas patologías afectan directamente a las articulaciones, la artritis y la artrosis representan dos condiciones completamente distintas.

Esta confusión es frecuente, especialmente porque ambas causan dolor, limitación para moverse y molestias que afectan la vida diaria. Sin embargo, conocer qué distingue a una de la otra es fundamental para recibir el tratamiento adecuado y comprender el origen real de los síntomas.

La artritis es una enfermedad que se caracteriza por presentar inflamación, es decir, el daño no proviene principalmente del desgaste, sino de un proceso inflamatorio que se origina en la membrana sinovial, que es el tejido que recubre la articulación.

Cuando esta membrana se inflama, produce un exceso de líquido y provoca fuertes molestias, este fenómeno puede ser causado por enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, en las cuales el sistema inmunológico actúa de forma errónea y ataca partes propias del cuerpo humano, en este caso siendo las articulaciones.

Uno de los signos que distinguen la artritis es que el dolor suele intensificarse mientras se encuentra en reposo, y la rigidez matutina puede durar más de una hora. Curiosamente, realizar movimientos suaves tiende a generar alivio, ya que favorece la movilidad de los tejidos que se encuentran inflamados.

En el caso de la artrosis, el escenario es muy diferente ya que esta es una enfermedad degenerativa que se asocia al deterioro progresivo del cartílago, que es el tejido que permite que los huesos se deslicen suavemente entre sí.

Cuando ese cartílago se desgasta, se agrieta o incluso va desapareciendo, la articulación pierde la capacidad de amortiguación y los huesos terminan rozando, lo que genera dolor y limitación para moverse.

La artrosis puede aparecer por diversas causas como es el paso del tiempo, el exceso de peso que aumenta la carga sobre las articulaciones, lesiones deportivas antiguas o alteraciones en la estructura ósea. Esta se caracteriza por tener un síntoma clave es el llamado dolor mecánico, que aparece con actividades como caminar, subir escaleras o cargar peso, y mejora claramente con el reposo.

Es por esto que a pesar de que ambas patologías afectan la movilidad y generan molestias, su causa es completamente distinta, por lo que el tratamiento será diferente es por esto que resulta de suma importancia diferenciarlas.

En la artritis, para lograr una mejora, el objetivo es controlar la respuesta del sistema inmunológico y reducir la inflamación, esto puede implicar el uso de medicamentos antiinflamatorios, y, en algunos casos, terapias biológicas. En cambio, en la artrosis, la meta se centra en proteger el cartílago que aún permanece, fortalecer la musculatura que rodea la articulación y disminuir la carga para evitar una progresión más rápida del desgaste.

Es importante recordar que los síntomas persistentes, como dolor continuo, hinchazón, rigidez prolongada o limitación de movimiento, requieren una evaluación médica profesional. La consulta con un reumatólogo o un traumatólogo permite realizar un diagnóstico preciso y establecer un plan terapéutico adecuado. Aunque este material tiene fines informativos, no reemplaza la valoración clínica necesaria para determinar la causa exacta del malestar.

Reconocer si se trata de artritis o artrosis es el primer paso para elegir el camino adecuado hacia un tratamiento eficaz. Cada condición tiene un nombre específico y un origen diferente, y saber diferenciarlas constituye una herramienta esencial para cuidar la salud articular a largo plazo.

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