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Antes de su partida, Robert Redford compartió sus verdaderos sentimientos sobre Donald Trump.

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El mundo del cine y la política convergieron en torno a la figura de Robert Redford poco antes de su partida. En medio de homenajes y reflexiones, el célebre actor y director compartió en varias ocasiones lo que verdaderamente sentía acerca de Donald Trump.

Con su legado ya cimentado, Redford no evitó expresar opiniones contundentes. Lejos de caer en eufemismos, sus declaraciones —revisadas a posteriori— revelan una postura crítica, pero también una voz preocupada por el rumbo del país.

Un comentario revelador de 2015

En 2015, durante una aparición en Larry King Now, Redford fue preguntado sobre Trump. Allí dijo con franqueza: “Tiene el pie tan metido en la boca que no estoy seguro de que puedas sacárselo”, pero añadió que, paradójicamente, se alegraba de su presencia mediática: “Creo que agita las cosas y creo que eso es muy necesario”.

El matiz es claro: aunque admiraba el impacto dramático del personaje, Redford no eludía las críticas. Llamó a Trump “tan soso, tan aburrido, tan vacío” en varios pasajes de esa intervención.

Críticas contundentes durante la presidencia

Ya con Trump en funciones, Redford no amagó. En artículos de opinión firmados para medios como The Washington Post y NBC News, sostuvo que su administración representaba una amenaza para los valores democráticos estadounidenses.

Degrada todo lo que toca”, afirmó en uno de esos ensayos. También subrayó que daba pena ver cómo alguien desconocía —o ignoraba— que su deber era defender la democracia. Para él, Trump erosionaba institutos fundamentales como la libertad de prensa y el estado de derecho.

Una oportunidad que no se materializó

Aun así, Redford reconocía cierto sentido de obligación: creía que merecía dársele una oportunidad cuando fue elegido por primera vez. Sin embargo, pronto sintió que el presidente socavaba valores básicos.

En una frase lapidaria, dijo: “En lugar de los Estados Unidos de América, ahora nos definimos como los Estados Divididos de América”. Esa metáfora resume su desencanto.

Tras su partida a los 89 años en su querida residencia en Sundance, Utah, tanto admiradores como detractores recordaron su coraje al expresar opiniones auténticas.

Por su parte, Trump ofreció elogios superficiales y nostálgicos: “Hubo un período en el que era el más popular. Pensaba que era genial”, dijo a la prensa.

Al final, lo que queda es el testimonio de alguien que no temía confrontar, aún después de su partida, las contradicciones del poder con voz firme e independiente.

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