Aunque muchas personas pueden pasar largos periodos sin relaciones íntimas y sentirse bien, diversos estudios señalan que la ausencia prolongada de contacto físico puede tener ciertos efectos en el bienestar emocional, físico e incluso en la función inmune.
En este artículo exploramos lo que dicen algunos expertos y por qué mantener una conexión afectiva y cercana —ya sea con una pareja o a través del cuidado personal— puede tener un impacto positivo en la calidad de vida.
Impacto emocional y mental
Investigaciones han observado que personas con poco contacto afectivo tienden a reportar más síntomas de ansiedad, cambios de humor e irritabilidad. En situaciones de estrés, como hablar en público, quienes han estado más tiempo sin conexión emocional cercana podrían experimentar mayor dificultad para sobrellevarlo.
Apoyo al sistema inmune
Un estudio realizado en Estados Unidos encontró que quienes mantenían relaciones una o dos veces por semana mostraban niveles más altos de inmunoglobulina A, un anticuerpo que contribuye a defender el organismo frente a virus y bacterias.
Estado de ánimo más estable
Durante los momentos de cercanía emocional y física, el cuerpo libera hormonas como dopamina y endorfinas, asociadas con la sensación de bienestar y alivio del estrés.
Cambios hormonales y físicos
La falta de interacción afectiva también se ha relacionado con tensión muscular, dificultad para concentrarse y alteraciones en el apetito o el sueño, en parte debido a fluctuaciones hormonales naturales.
Un posible beneficio adicional para los hombres
Una investigación de la Universidad de Harvard encontró una correlación entre una mayor frecuencia de eyaculación y una reducción del riesgo de desarrollar ciertas enfermedades de la próstata. Sin embargo, los expertos recomiendan consultar con un médico para conocer las opciones adecuadas en cada caso.
En resumen
No hay una norma única sobre la vida íntima de cada persona, y llevar un estilo de vida sin relaciones también puede ser saludable. Sin embargo, mantener cierta conexión afectiva regular podría contribuir a un mayor bienestar general, siempre dentro del marco de lo que sea cómodo y natural para cada individuo.
Si notas cambios emocionales, físicos o en tu estado de ánimo, lo recomendable es hablar con un profesional de la salud que pueda orientarte de forma personalizada.