Lo que muchos describen como un milagro moderno ocurrió en Kentucky, donde una madre afirma que su bebé aún no nacido fue tocado por la "mano de Dios", y asegura tener la ecografía que lo prueba.
En abril del año 2022, Amanda Foster, de 33 años de edad, compartió en Facebook una imagen de su ecografía anunciando que su hijo Jay venía completamente sano: "riñones saludables, sin quistes y perfecto flujo sanguíneo", escribió.
También agregó, con alivio, que el bebé no presentaba signos del síndrome de Potter, una enfermedad poco común que afecta el desarrollo de los riñones y otros órganos, y que según la Clínica Cleveland, suele tener consecuencias y acorta significativamente la vida del recién nacido.
Amanda conocía bien ese diagnóstico. A los 17 años su primer hijo, Xavier, partió a las 20 semanas de gestación debido a este síndrome. "En ese momento pensé: 'Si Dios va a llevarse a mi hijo, que me lleve a mí también'", confesó en una publicación.
La pérdida la sumió en un profundo dolor y enojo hacia Dios. Para empeorar las cosas, luego le dijeron que tenía muy pocas probabilidades de tener un hijo varón sano, ya que el síndrome de Potter afecta con mayor frecuencia a los varones.
A pesar de todo, Amanda y su esposo Kyle lograron formar una familia. Tuvieron dos hijas sanas, y en agosto de 2022 dieron la bienvenida a su primer hijo varón, Jay.
Actualmente, Amanda está embarazada de otro niño, a quien han llamado Kyler. Pero en esta ocasión, el embarazo ha sido de alto riesgo. Los médicos detectaron una anomalía en el tabique aórtico del bebé, un defecto cardíaco que podría comprometer su vida.
Antes de cada ecografía, Amanda asegura que se arrodillaba a orar por su hijo en el mismo consultorio. "He pedido al Señor una y otra vez que mantenga su mano sobre mi bebé y que me dé la paz para confiar plenamente en su voluntad", escribió.
En una de esas consultas, Amanda fue acompañada por su hija Bailey, quien notó algo inesperado en la pantalla del ultrasonido. "Mi hija fue la primera en preguntar: ‘¿De quién es esa mano?’", relató Amanda.
La imagen, que se volvió viral en redes, muestra lo que muchos interpretan como una gran mano sosteniendo con ternura la cabeza del bebé. "En una de las fotos parece claramente una mano sujetando su cabecita", escribió con emoción. Añadió que la imagen la hizo llorar al pensar en todo lo que Dios ha hecho por ella: “No puedo imaginar mi vida sin Él”.
El 20 de junio, Amanda publicó otra actualización en redes sociales. Con 36 semanas de gestación, su bebé ya pesaba más de 7 libras (más de 3 kilos). “Va a ser el bebé más grande que haya tenido. Hoy le monitorearon la respiración, y sus medidas están una semana y media por delante. Su frecuencia cardíaca fue de 132. ¡No puedo esperar para tenerlo en mis brazos!”, escribió.