Soong Mei-ling, conocida como Madame Chiang, ha sido mucho más que la esposa del líder chino Chiang Kai-shek. Fue una figura clave en la política del pais, la diplomacia y la caridad del siglo XX, además de un símbolo de longevidad y educación.
A los 40 años fue diagnosticada con una enfermedad terminal, en ese momento pensó que su vida acabaría, pero logró superarlo y vivió hasta los 106 años, partiendo en su apartamento de Manhattan en 2003.
Muchas personas quisieron saber su secreto para vivir más, según narraba, estaba en los hábitos simples y constantes: comenzaba el día con un vaso de agua fría con limón, comía cinco veces al día en pequeñas porciones y solo hasta sentirse un 70 % satisfecha, manteniéndose en lo que llamaba un estado de “semihambre”.
También dedicaba dos horas de su día a leer, pintar o reflexionar, y mantenía una rutina de sueño bastante estricta: dormía de 11 p. m. a 9 a. m. sin dejar de hacerlo ningún día.
Entre sus alimentos primordiales destacaba el apio, al que consideraba su aliado más poderoso. Y resulta ser que esta verdura es rica en vitaminas y antioxidantes, ayuda al corazón, combate los radicales libres y puede tener propiedades anticancerígenas, según investigaciones modernas.

Además, estudios señalan que el apio contiene dos principios activos llamados apigenina y luteolina, compuestos que reducen la inflamación y protegen las células del daño que puedan tener.
El apio es rico en fibra, que favorece la digestión y la salud cardiovascular, y está repleto de antioxidantes que ayudan a proteger las células del daño.
Más allá de la salud, Madame Chiang fue una líder bastante respetada: habló ante el Congreso de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, apareció en la portada de la revista Time y fundó escuelas para huérfanos de guerra, convirtiéndose en un símbolo de fuerza y compasión.
Su legado enseña que la verdadera longevidad no depende solamente de los alimentos que ingerimos, sino de cómo vivimos: con disciplina, propósito y equilibrio.