Buddy era un perro común que un día sufrió un ataque brutal. Fue encontrado con la cara quemada y un cable apretando su cuello. Increíblemente, hoy su historia ha dado vuelta y está recuperándose con esperanza.
En abril de 2021, en el condado East Tate, Misisipi, la Sociedad Protectora de Animales de Tunica descubrió a Buddy en condiciones críticas: con la cara quemada y un cable enrollado alrededor del cuello. Las lesiones eran graves y requerían atención inmediata.
Más tarde se supo que el agresor fue un niño de 12 años. Sin embargo, por las leyes estatales, al ser menor no fue procesado penalmente. Mientras tanto, Buddy fue llevado al refugio para recibir los cuidados que necesitaba.
Buddy estuvo bajo atención intensiva en la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Estatal de Misisipi. Fue sometido a cirugías de injerto de piel, cambios constantes de vendajes y múltiples revisiones. A pesar de sus heridas, no parece haber perdido la vista, lo cual fue un rayo de esperanza para sus cuidadores.
Con el paso del tiempo, los vendajes comenzaron a retirarse, y en una ocasión, por primera vez en meses, Buddy abrió los ojos sin sedación profunda. Ese momento fue señalado como un gran hito en su recuperación.
Aunque Buddy ya muestra mejoría evidente, no está completamente fuera de peligro. Sus párpados necesitarán intervención especializada, su piel seguirá siendo muy sensible y requerirá cuidados especiales al aire libre, como protección solar y humectantes.
Hoy Buddy está más activo, juguetón y con ganas de vivir. Los miembros del refugio relataban cómo pasea por los pasillos con una pelota, irradiando vitalidad. Su recuperación se considera milagrosa para quienes han seguido su historia.
La historia de Buddy es un recordatorio del daño que puede infligir la crueldad, pero también del poder de la compasión y el esfuerzo colectivo. Gracias al trabajo de veterinarios, voluntarios y personas de buen corazón, este perrito tiene ahora una oportunidad de reconstruir su vida.
