Ese pequeño lazo bajo el cuello parece un simple adorno, pero tiene historia y función. Se conoce como locker loop y nació para resolver un problema cotidiano: dónde poner la camisa cuando no había percha. Al pasar el lazo por un gancho se podía colgar la prenda sin arrugar el frente ni el cuello, y dejarla ventilar después del uso.
Con el tiempo, las marcas lo mantuvieron por tradición. Es común verlo en camisas oxford y estilos casuales o “workwear”; en camisas muy formales suele omitirse. Además de su utilidad, aporta un detalle estético centrado que ayuda a “equilibrar” visualmente la espalda.
Historia, curiosidades y consejos
En Estados Unidos se popularizó a mediados del siglo XX en vestuarios de barcos y campus universitarios. También recibió apodos como fruit loop. En algunas universidades se decía que, si alguien lo cortaba, era señal de que estaba en una relación; una anécdota curiosa que muestra cómo un detalle funcional puede cargar significados sociales.
Para el día a día, el lazo sigue siendo práctico en situaciones puntuales: viajes, gimnasios, probadores o baños sin perchas. Úsalo con mesura. Evita colgar de él una camisa muy húmeda o pesada para no forzar la costura; revisa que el pespunte esté firme y, si se suelta, repáralo antes de que rompa la tela. Cuando guardes tus camisas en casa, prefiere perchas anchas y no tires del lazo para bajarlas del gancho: es mejor sujetarlas por los hombros.
En resumen, el locker loop nació como solución práctica para colgar la camisa sin arrugarla y hoy combina utilidad y tradición. No es indispensable si usas buenas perchas y cuidas la prenda, pero en movimiento puede ser ese pequeño aliado que prolonga la vida de tu camisa.