Las velas aromáticas se han convertido en un elemento decorativo muy utilizado. Aportan calidez, aromas agradables y un ambiente relajante en el hogar. Sin embargo, su uso frecuente puede tener efectos que muchas personas desconocen y que conviene tener en cuenta.
La experiencia de una madre
Una madre notó que su bebé presentaba molestias recurrentes. Al observarlo con más detalle, descubrió pequeños puntos oscuros en la nariz, lo que la llevó a investigar las posibles causas. Su conclusión fue que el uso continuo de velas aromáticas en casa estaba afectando la calidad del aire y, con ello, la salud de su hijo.
Investigaciones realizadas en el Reino Unido señalan que un compuesto habitual en velas perfumadas, el limoneno, puede transformarse en formaldehído cuando entra en contacto con el ozono presente en el ambiente. Aunque los niveles detectados suelen ser bajos, la exposición frecuente en espacios poco ventilados puede generar irritación en ojos, garganta y vías respiratorias.
El uso de velas aromáticas puede producir:
– Irritación respiratoria en personas sensibles.
– Molestias en quienes sufren asma o alergias.
– Acumulación de humo y hollín si no hay ventilación adecuada.
En el caso de los bebés y niños pequeños, su sistema respiratorio es más delicado, por lo que conviene extremar precauciones.
Para disfrutar de las velas aromáticas sin preocupaciones, es recomendable:
– Escoger velas de cera natural como soja o cera de abeja.
– Mantener los espacios bien ventilados.
– Evitar el uso excesivo y no encender varias velas en habitaciones pequeñas.
– Colocarlas lejos de niños, mascotas y objetos inflamables.
Las velas aromáticas pueden aportar un ambiente acogedor y relajante, pero su uso responsable es clave. Ventilar los espacios y elegir productos de calidad son pasos sencillos que reducen riesgos. Al igual que la madre de esta historia, estar atentos a los pequeños detalles puede marcar una gran diferencia en el bienestar de toda la familia.
