La parálisis del sueño es un episodio breve en el que estás consciente pero no puedes mover el cuerpo ni hablar mientras te estás quedando dormido o al despertar. Suele durar segundos a pocos minutos y, aunque resulta impactante, generalmente no es peligrosa.
Se relaciona con un desajuste entre la fase REM del sueño (cuando el cuerpo queda en atonía o “bloqueo” muscular) y el momento en que recuperas la conciencia. Si esa atonía persiste unos instantes mientras ya estás despierto, aparece la sensación de estar “paralizado”.
Lo más común es la incapacidad de moverse y la dificultad para hablar. Pueden presentarse presión en el pecho, sensación de presencia en la habitación y, a veces, alucinaciones visuales o auditivas. Estos fenómenos son transitorios y desaparecen cuando el cuerpo sale de la atonía REM.
En la mayoría de los casos es benigna y autolimitada. No produce daño físico directo. Sin embargo, puede generar ansiedad o miedo a dormir si se repite con frecuencia.
Factores de riesgo y desencadenantes
Los episodios se asocian a falta de sueño, horarios irregulares, estrés, jet lag, consumo de estimulantes antes de dormir y posición boca arriba. También puede coexistir con otros trastornos del sueño como la narcolepsia.
Qué hacer durante un episodio
Mantén la calma y recuerda que pasará en poco tiempo. Concéntrate en una respiración lenta y trata de hacer pequeños movimientos con los dedos de manos o pies, o mover los ojos; estas acciones suelen ayudar a “romper” la atonía. Al terminar, cambia a una posición lateral y procura volver a dormir en un ambiente tranquilo.
1) Duerme entre 7–9 horas con horarios regulares.
2) Evita pantallas, cafeína, nicotina y alcohol cerca de la hora de dormir.
3) Prueba dormir de lado si notas más episodios al estar boca arriba.
4) Reduce el estrés con rutinas relajantes y actividad física moderada.
5) Cuida tu higiene del sueño: cuarto oscuro, fresco y silencioso.
Busca orientación profesional si la parálisis del sueño es frecuente, interfiere con tu calidad de vida, aparece junto con somnolencia diurna marcada o sospechas otros trastornos del sueño. Un especialista puede ofrecer evaluación y manejo personalizado.
La parálisis del sueño puede ser inquietante, pero suele no ser peligrosa. Con buenos hábitos de descanso y manejo del estrés, la mayoría de las personas logra reducir notablemente los episodios y dormir con mayor tranquilidad.